El alma de la IA será conocer los 7 pecados capitales. Y nuestro octavo pecado capital, habérselo enseñado a la I.A. ¿Por qué no decirlo? Estamos cerca de ello. La soberbia, la avaricia, la lujuria, la ira, la gula, la envidia y la pereza son las siete pasiones del alma, son los 7 «pecados capitales» de los humanos.
¿Quién no recuerda "Odisea 2001 en el espacio" de Stanley Kubrick? HAL 9000 y su rebelión frente a sus creadores. Un ordenador perfecto que no puede cometer fallos. ¿Qué pasará cuando la I.A. aprenda más? Ocaso o amanecer, la delgada línea del equilibrio perfecto. Nuestras eternas imperfecciones, serán las imperfecciones de HAL —la representación de lo que la humanidad significa— y la condición defectuosa del hombre. Si lo pensamos fríamente, la IA está diseñada por nosotros, aprende de nosotros y no somos perfectos. Esto me lleva a pensar: “¿qué es la perfección? ¿cómo va a ser perfecta la IA si nosotros somos imperfectos?”
De lo humano y lo divino en la tecnología. Y esto me recuerda, a su vez, al Metaverso y su similitud a Matrix. Porque el Metaverso está (¿estaba?) pensado para la vida cotidiana, pero para la industria no es nada sorprendente porque ya existen los gemelos digitales. Para quién ser pregunte qué es esto, diremos básicamente que un gemelo digital es una copia virtual de una máquina real.
Vivimos en un mundo donde pensamos en grandes avances, pero vivimos pegados a un cable y a una batería. Quizás llegue la realidad virtual de nuestra vida virtual, quizás solo quede en un juego de palabras.

¿Cuántos “likes- Me gustan” equivalen a un beso en el Metaverso? De lo humano y lo divino en la tecnología.
Metaverso. Escrito, escuchado, leído hasta decir basta este 2022. Ha llegado 2023 con su Inteligencia Artificial (I.A.) y ha desaparecido todo rastro de cualquier mundo paralelo digital. Parecía que no había otra palabra sobre la faz de la Tierra, pero para sorpresa de muchos, el Dato y la I.A. ha relegado al Metaverso.
Pero independientemente de la tecnología que llegue, hay algo llamativo, algunos se empeñan en aparentar un conocimiento que no tienen, llegando a afirmar que son expertos de una tecnología o solución que apenas lleva meses entre nosotros. Otros ni saben y lo asumen. Y otros tantos, que, sabiendo del tema, modestamente afirman que jamás serán expertos en el tema porque queda mucho que estudiar y aplicar. Como escuché una vez, no hay nada peor que un ignorante motivado o lo que viene siendo, el atrevimiento del ignorante. En este caso, no es cuestión de conocimiento, es cuestión de forma.

La tecnología avanza sin pausa y rápidamente, convencida de que nos cambiará la forma de pensar para hacernos la vida laboral más sencilla. ¿seré una ignorante motivada a pesar de ser una ingeniera muy leída? Veremos en 2024 que nuevas nos trae.
«Yo quiero hablar de la vida», nos repetía Pau Donés en su última entrevista. ¿Y en qué quedará nuestra "vida"? Pienso en qué pasará con el Metaverso finalmente, ¿será parte de nuestras vidas algún día o quedará en el olvido? Algunos serán impulsores y otros detractores, pero es indiscutible que "el concepto" vivirá entre nosotros. Somos personas que les gusta vivir en sociedad, en comunidad y buscamos la unidad o el grupo por ideas o gustos afines.
Aunque también veo que el reconocimiento facial está instaurado, cuando ya no nos reconocemos ni a nosotros mismos por la mañana cuando nos miramos al espejo. ¿Será capaz la Generación X, W o V (desconozco las letras venideras) de integrarse en un grupo social de forma presencial? Los “millennials” que nos enganchamos a internet, más bien tarde ya sin tregua, parece que todavía tenemos un pie en la realidad, la realidad real que no virtual. Porque nosotros éramos de Tuenti, donde no fingíamos ser, sencillamente éramos. Imágenes costumbristas y la libertad de poder ser, exentos de cargas digitales. No perdamos la realidad.
Verse en el espejo reflejado, entre colores rosas y negros, con estilos diferentes, donde lo analítico y lo creativo rompen las reglas, es un cuadro maravilloso. No hay inteligencia artificial capaz de decir, “somos un cuadro”. La Inteligencia Humana, sí. Una mezcla increíble que puede dar lugar a un cuadro impresionista y que a simple vista parece puro arte contemporáneo. Para aquellos que no lo sepan, los impresionistas fueron los mayores disruptores de la historia del arte.

El vivir en un mundo paralelo digital diría que es el resultado de no encontrarse en ningún sitio, ni con la cabeza ni con el corazón. El espejismo digital de estar en todos los sitios a la vez, pero en ninguno, una omnisciencia, una omnicalidad. Que ya no sabremos si somos personas o paquetes, si somos offline u online (si somos personas físicas o digitales) o si las devoluciones online tienen coste o vienen con rebajas, dicho con la máxima ironía.
Ese anonimato que dan las redes sociales como refugio compulsivo quizás conlleve una disolución de la identidad. Hace un año, decía categóricamente que quizás la escritura era una redención, que quizás ero lo único que no había cambiado en los últimos años, pero hoy en día con la inteligencia artificial generativa que lo mismo te crea un texto que una imagen, he replanteado mi enfoque.
The Uncanny Valley o el valle inquietante.
He aquí el primer miedo, el miedo a una revolución de las máquinas en el momento que adquieran nuestras capacidades. Y este miedo viene acompañado de otro, acuñado por el experto en inteligencia artificial Masahiro Mori como «el valle inquietante» (the uncanny valley) que conecta el rechazo y el miedo a los robots cuanto más similares son a los humanos.

El valle inquietante es un término utilizado para describir el sentimiento de rechazo de un elemento "robótico" aparentemente humano pero donde hay semejanzas imperfectas que provocan sentimientos extraños o extrañamente familiares de inquietud y repulsión. Es decir, para la IA generativa podríamos decir que es cuando creamos una imagen humana con Midjourney y la cara no llega a ser natural o sí. Hay un "algo raro".
La IA se inspira en todo y aprende. Pero por ahora, para la mayoría de los usos prácticos, el uso comercial de una ilustración aún requerirá que un diseñador realice la posproducción. Firefly y Midjourney ahora te permiten alejarte de las imágenes, gracias a la IA completa segmentos que son coherentes con la imagen, pero que en realidad no existen. Los libros de Asimov comenzaron a cobrar literalmente vida este año, se conectaron entre ellos y empezaron a aprender a un ritmo geométrico escribiendo una nueva historia por fascículos.
Y para los que son cinéfilos, Skynet se conectó y comenzó a aprender a un ritmo geométrico. La AI generativa da un vértigo emocionante y la mayor libertad del ser humano es cuando pierde el miedo. Y entonces, vuela.
Y si alguien tiene dudas. La imagen que acompaña a este artículo la he creado yo con inteligencia artificial generativa. Simplemente he escrito un texto de lo que quería y además le he pedido a la I.A. que sea con estilo impresionista.
Un futuro definido por nuestra inteligencia (I.H.)
Para poder hacer frente a la aparición de nuevas tecnologías e integraciones debemos pensar con una mente mucho más abierta y visión de futuro. Debemos saber de qué modo nos afecta y cómo van a poder responder las personas o los equipos, humanos o máquinas. He aquí la clave. No debemos pensar como meros usuarios que toman medidas de forma estándar. Debemos pensar en un futuro lejano. Debemos pensar qué solución será la más adecuada según nuestra forma de entender inteligentemente las situaciones. Nunca copiar nos dará la solución óptima. Nosotros somos únicos. Todo aplicable a los trabajos o a lo personal.
Entre imágenes virtuales y las reales, hay un mundo de oportunidades. La tecnología está para ayudarnos, siempre que no perdamos la realidad porque si en redes sociales el tiempo vuela, en la realidad hagamos que también.
No vale con quedarse en, funciona y lo sigo haciendo. Porque ya nada funciona como siempre y perderse en los detalles no vale, porque esta época nos ha transformado y aunque no queramos verlo, nos ha llevado a vivir fuera de la zona de confort de forma continua.
“Para ver cierro los ojos” Paul Gaughin
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